Con estas fotos, la
fotógrafa Caren Alpert no busca ser una abanderada de la comida orgánica, ni decir al espectador "qué debe gustarle y qué no", aclaró ella misma a la revista
Fast Co. Design.
No obstante, la combinación de tecnología médica y su conocimiento en fotografía le ha permitido acercar a su público aquellos alimentos cotidianos, con una gran diferencia: se ven hasta de 30.000 veces su tamaño.
No estoy tratando de establecer qué comidas son importantes o cuáles te deberían gustar y cuáles no", dijo Alpert
Es que, gracias a un microscopio electrónico ubicado en un laboratorio de Arizona, Estados Unidos, Alpert ha podido fotografiar desde torta de chocolate hasta almendras, que hoy en día componen su serie
Lifesaver. Para hacerlo, la fotógrafa envía los alimentos que desea al laboratorio, donde los técnicos se encargan de deshidratarlos. Luego, ella viaja desde San Francisco y los pone bajo el lente del aparato, que tiene controles "muy similares a una cámara", explicó a Fast Co. Design.
La última parte del proceso es colorear la imagen de forma digital, ya que el dispositivo saca fotos en blanco y negro. El objetivo, además de estético, es reflejar cómo la comida natural difiere de la procesada más allá de los valores nutricionales: también varía su estructura química.
"No estoy tratando de establecer qué comidas son importantes o cuáles te deberían gustar y cuáles no", dijo Alpert. Y aclaró: "Estoy diciendo: míralas diferente".