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5G: el estándar que cambiará el mundo

El despliegue de la siguiente generación de telecomunicaciones tendrá profundas implicaciones en la industria
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28 de diciembre de 2016 a las 05:00

Igualmente, se van a usar antenas múltiples de transmisión y recepción, lo que se denomina MIMO -tanto en la red como en los terminales- de forma que si ahora ya hay redes que funcionan 4x4 (cuatro antenas para transmitir y cuatro para recibir), se intensificará este camino hasta llegar a 64x64, 128x128 o más. Pero todo esto se va a ir implantando también en las evoluciones futuras del 4G, por lo que, en realidad, los estadios finales del 4G se van a parecer mucho al 5G.

La industria de los operadores y proveedores se enfrenta en los próximos años el reto de desarrollar la siguiente generación de telecomunicaciones móviles, que sucederá al actual 4G, que se encuentra en pleno despliegue de clientes y utilización. La llegada del nuevo estándar impactará de forma importante en todo el sector, transformándolo para siempre. Entre los principales cambios que introducirá se encuentran los siguientes:

Evolución, no revolución

Quizá el mayor cambio respecto al pasado. Al 5G se va a llegar poco a poco, al contrario que la transición de 3G a 4G, que fue un cambio radical, porque, en realidad, el estándar estará basado en los mismos principios que el 4G pero corregidos y aumentados, de forma que la evolución será lineal, más como una recta ascendente que como una escalera. Si una de las ventajas del 4G es el uso de muchas frecuencias a la vez, lo que se denomina carrier aggregation (que es como usar varios carriles de autopista a la vez para transportar la mercancía, de forma que se puede transportar más cantidad y más rápido) el 5G ampliará esa capacidad, permitiendo usar cantidades ilimitadas de frecuencias en la misma conexión, porque se van a usar bandas de frecuencias muy altas que ahora tienen poco uso, por lo que habrá mucho espectro libre.

Velocidad

Es la gran diferencia que van a percibir los usuarios. Si con el 4G ahora se alcanzan velocidades medias de 100 o 200 megabits por segundo en las redes más avanzadas, y se espera llegar -ya se ha logrado en pruebas de laboratorio- a un gigabit por segundo, con el 5G la expectativa es llegar a 5 gigabits e incluso a 10 gigabits, muy por encima, incluso, de lo que ahora ofrecen las mejores redes fijas de fibra óptica.

Video

Esa velocidad hará que la tecnología 5G sea apta para transmitir señales de video en aplicaciones comerciales, incluso en el caso de que la calidad del vídeo vaya in crescendo, como es lógico esperar, en función de su evolución actual hacia mayor definición, ya que a la señal de TV en HD ya le está sucediendo el 4K, que multiplica por cuatro la definición y, por tanto, la cantidad de información que hay que transmitir. El problema para las redes y los operadores no será de velocidad, sino de capacidad -poder dar un servicio masivo de video 4K o calidades superiores a muchos clientes a la vez-, por lo que previsiblemente seguirá siendo una solución para las zonas menos pobladas en las que sea demasiado caro desplegar redes de fibra fija hasta el hogar.


Velocidad de respuesta

Será otro cambio fundamental. El ping, la latencia o la velocidad de respuesta deberá ser mucho más bajo que los sistemas actuales. No para todas las aplicaciones, es cierto, pero sí en algunas en las que la capacidad de respuesta sí sea crítica. Entre ellas, las más obvias se presentan para el telecontrol industrial, o aplicaciones de telemedicina, en la que se realicen operaciones quirúrgicas a distancia. Otra aplicación obvia es el tráfico terrestre para la monitorización de coches conectados entre sí o entre el coche y la infraestructura. En este caso, la diferencia entre 40 milisegundos y 2 milisegundos puede ser la diferencia entre vivir y morir, es decir, tener un accidente o frenar a tiempo. Redes híbridas con los clientes

Sin embargo, para lograr reducir ese tiempo de respuesta, las redes de radio pueden hacer una parte del trabajo pero no todo. Si una aplicación reside en un servidor en Silicon Valley, por muy rápida que trabaje la parte de radio de la red, habrá unos milisegundos entre que un usuario de Sevilla envía la señal a Madrid, está sale a Internet, llega a San Francisco y vuelve, y ahí la radio, por mucho que mejore, no puede hacer casi nada. Así que para las aplicaciones en las que la velocidad sea crítica, como en el tráfico terrestre, habrá que acercar físicamente el servidor a la red para que la distancia no suponga un cuello de botella.

Eso significa, en realidad, cargar la aplicación del cliente en la propia estación base de radio. O lo que es igual, una transformación radical de la red, en la que será el cliente empresarial o público -el ayuntamiento, por ejemplo- el que injerte sus aplicaciones en la red del operador. Y eso tendrá otra consecuencia: la capacidad de fidelización del operador hacia estos clientes crecerá exponencialmente, porque no se podrá cambiar de operador fácilmente. Los matrimonios operador-cliente, serán a largo plazo.


'Infraestructuración' y redes de antenas móviles

Para atender el aumento del tráfico de datos, habrá que hacer más densa la red de antenas, desplegando, junto a las actuales macro cells (las actuales antenas en las azoteas), decenas de miles de small cells, mucho más pequeñas y de menor cobertura. Pero no tendrá mucho sentido que en España, por ejemplo, Movistar, Vodafone, Orange y Yoigo desplieguen, cada uno, decenas de miles de nuevas redes propias. Lo más lógico será que los operadores colaboren más entre sí, compartiendo redes, o que aumente el papel de operadores neutros de infraestructuras -lo que se conoce como "infraestructuración" de la red- como Cellnex. ESIM y objetos conectados

La llegada del 5G coincidirá con la eclosión de dos vectores de desarrollo que cambiarán aún más la industria: la eSIMy la masificación del Internet de las Cosas (Internet of Things o IoT en inglés). La eSIMsupone la desaparición física de la tarjeta chip que se introduce en cada móvil. El nuevo chip vendrá instalado de fábrica en los dispositivos y se activará de forma remota por el operador.

Esa evolución es esencial para la otra revolución: el Internet de las Cosas, que es dotar de conectividad a todos los objetos de uso cotidiano, desde neveras, contadores de agua o tostadoras a cubos de basura o papeleras. La eSIM amenaza con oscurecer el papel de los operadores, que podrían encontrarse con otros actores que reintermediaran la industria -como los grandes fabricantes de móviles, que podrían vender el tráfico y el terminal en 'packs' conjuntos- y desde luego afectará, para mal, a las tiendas.




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